21 de septiembre de 2010

Un viaje de ida



Domingo a la tarde, preparase para ir a la cancha es prepararse para reventar la garganta, cagar a palos al corazón, y pensar que esto va a seguir así, así, de mal.
De ahora en más lo ideal, seria antes de salir a la cancha contar cuantas canas tiene cada uno de nosotros; al llegar de vuelta, seria el trauma de fijarse de nuevo y volver a contar.

Si de algo nos habíamos (mal)acostumbrado era que ir a ver al Peña, seria por lo menos una satisfacción a los ojos, al paladar negro que cada uno puede llegar a tener. Ese grito de gol que sabíamos que en algún momento llegaba. Esas jugadas colectivas o individuales que enamoraban. Esos rivales que parecían todos de menor jerarquía, nos sentíamos superiores. Todo eso parece haberse esfumado, desapareció. LA MAGIA TERMINÓ!

Ahora sólo se depende de algún destello de habilidad de algún jugador, de alguna equivocación del rival, de algún golpe de suerte que el destino le tenga preparado a Peñarol.

Todos los domingos, siempre una ilusión nueva hay, una esperanza de volver. Este último domingo frente a Sarmiento no fue la excepción, otra vez un revés al alma y el regreso a casa en plena desilusión y desconsuelo.
... Si hubiera entrado la del ruso antes del minuto de juego... si tantas otras cosas...
No hay reacción y eso es lo que preocupa para el futuro, ya pensando en si podremos clasificar, en si esto es solo un viaje de ida que no tiene retorno, que no le da vida siquiera a ilusionarnos.
Se perdió 3 a 1, el gol de penal, ¿donde quedaron los goles de Peñarol? :(
Nunca se estuvo cerca de empatar esta vez, se perdió bien y punto, sin mas análisis, sin mas explicaciones. Era el último campeón y demostró porque lo es.

A pesar de todo el dolor que provoca, este domingo iré de vuelta, y el siguiente también. Siempre voy a estar, siempre VAMOS a estar. Arriba Peñarol!

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